A día de hoy sigo preguntándome por qué narices decidieron que tanto Barça como Estudiantes llevaran en la final del Mundial de Clubs sus respectivas equipaciones suplentes cuando podían haberlo hecho perfectamente con las titulares (una cosa es el naranja de Wembley y otra ese color mango tan feo de aquel partido al que inevitablemente quedará ligado el gol de Messi con el escudo). Anécdota bastante curiosa y que como dice Edu, permitió dar a conocer a aquel equipo, originada por una de las numerosas pifiadas de la FIFA (a veces pienso que sus directivos, en lugar de echarse un chorrito de coñac al café se echan un chorrito de café al coñac).