Después de su despido en 1996, terminó su carrera como entrenador, pero siguió siendo influyente tanto en el Ajax como en el Barcelona. Después de terminar tercero en la UEFA Euro 1976, Cruyff se negó a jugar en la Copa del Mundo de 1978 después de que un intento de secuestro contra él y su familia en su casa de Barcelona lo disuadiera del fútbol.